Este sábado Tafí Viejo recordó el Día de la Pachamama, el Día de la Madre Tierra, concepto que proviene de la lengua quechua: Pacha: "mundo" o "Tierra", y mama: "madre". Si bien, en el norte argentino esta celebración se vive con mucha intensidad y se la conmemora durante todo agosto, en la ciudad la ceremonia se realizó durante el fin de semana a través de ofrendas a la madre tierra por todo lo que ella ha provisto y brindado.
Esta ceremonia, que consiste fundamentalmente en realizar ofrendas de agradecimiento a la Tierra por las cosechas, el clima, los animales y la abundancia del suelo, traspasó fronteras durante siglos para extender el legado de los pueblos indígenas de América Latina, y en todo el país diferentes comunidades se suman con sus tradiciones en defensa de los recursos naturales y el cuidado del planeta.
En ese sentido, la celebración tuvo lugar en la Hostería Atahualpa Yupanqui, donde la vicedirectora del Instituto de Educación Superior Sisaiani, Iris Fabiana Carrizo, fue la organizadora de las actividades. En la ocasión, los estudiantes e ingresantes de las carreras de Profesorado de Danza Folclórica, Educación Musical y Tecnicatura Superior en Fonoaudiología fueron los protagonistas de la celebración a la Pachamama.
“En la institución tenemos una tradición de bautizar a los alumnos de la carrera con una ofrenda cultural, coincidente con el mes de la Pachamama, considerando siempre a los terrenos de nuestro pedemonte, la fuente donde transita la energía de nuestros ancestros, iniciando a primera hora”, resaltó la vicedirectora.
“Pedimos permiso a la naturaleza para que nos permita estar ahí y compartir ese día con que las personas que llegan en pos de lograr una celebración con bienestar, energías renovadas y buenos sentimientos”, indicó Carrizo y resaltó que la celebración es “bastante fuerte desde el comienzo, hacemos con cuidado la fogata, ya que tienen que estar presente los cuatro elementos: el aire, que nos acompañó con todo este sábado, agua, fuego y tierra que estamos pisando”.
A su vez, parte del proceso consiste en “limpiar el aura, pidiendo que todas aquellas angustias y enojos del momento se alejen y se impregne la nueva energía, donde al final realizamos el bautismo a los ingresantes con la bandera wiphala, a través de círculos, alló los estudiantes de segundo año acogen a los más jóvenes bajo un color de la bandera y un animal sagrado de entre muchos que tienen un significado, que coinciden con las personalidades de los jóvenes”, indicó.
Por último, la ceremonia finaliza con una ofrenda a la madre tierra, “ofreciendo el arte de los chicos que trabajan en la institución y terminamos con una convivencia la cual finalizó en horas de la tarde”, concluyó.
